Me llevás al infierno ciento cincuenta veces por minuto y me devolvés a la tierra sólo con una de tus miradas. Me ignorás. Me matás. Me resucitás. Me lastimás. Mucho. Muchísimo más. {No te importa}. Estás metido dentro mío. Muy dentro. Envenenando cada célula con tu olor. Sin dejar nada vivo {o sin vivir por vos}. Matame. Destruime. Hacé conmigo lo que quieras. Pero quedate. Porque mientras estés conmigo, el mundo sigue acá. Te vas y todo da lo mismo. El cielo, el sol, la gente, yo. Yo no soy. Me convierto en menos que nada..

No hay comentarios: